miércoles, 11 de julio de 2007

INDIA - Nueva Delhi

Bueno ya estoy aquí con un nuevo destino, India.

Sinceramente estuve pensando mucho el ir de vacaciones a la India, me habían contado toda la miseria que hay allí y me daba que no me iba a gustar, pero como son las cosas, una vez allí cambias de opinión rápidamente.
Pobreza vas a encontrar, miseria también, pero lo que creo que existe en la India es una injusticia hacia el pueblo. Me explico, un país que tiene tecnología para poder hacer una bomba atómica, es un país que se gasta muchísimo dinero en armamento, y luego ves que en las calles la gente se muere de hambre, es algo que no puedo entender. Luego una vez allí ves que eres un simple euro andante, para todo has de pagar, pero bueno eso quizás es lo de menos.

La India es el segundo país más poblado del mundo con 1.100 millones de habitantes (solo superado por China), se hablan más de cien lenguas distintas y sus principales religiones son el hinduismo con el 79,8%, el islam con el 13,7% y la religión sij con casi un 5%, el resto se lo reparten budistas, judíos y cristianos.
La moneda que tendréis que utilizar es la rupia, lo mejor es cambiar en el aeropuerto, es lo más cómodo mientras esperáis las maletas.

Nosotros empezamos el viaje desde Barcelona, como es habitual en mi, esta vez hicimos escala en Londres. Al llegar a Londres sabíamos que teníamos unas 6 horas hasta volver a coger el vuelo para Delhi, así que compramos un billete de tren y nos plantamos en la City, lo justo para ver el Big Ben, el Parlamento y la noria que está al lado, pero siempre es mejor ver algo, aunque sea poco, que estar tirado en el aeropuerto esperando que llegue la hora de embarque.

Después de ver un poquito de la City, volvimos al aeropuerto con ganas ya de empezar el viaje. Como siempre el vuelo, de noche se hace pesado y al final no sabes como ponerte en el asiento, pero como íbamos al país místico por excelencia, alguno de los dioses hindúes nos agració con su bondad y nos dio una fila del avión para nosotros dos solos, así que incluso nos pudimos medio acostar para hacer más llevadero el viaje, y os aseguro que eso se agradece.

Llegamos a Delhi cansados, (aunque menos que los demás pasajeros), nos llevaron al hotel y tuvimos la tarde libre para poder pasear por las calles de Nueva Delhi, allí ya nos empezamos a dar cuenta de donde estábamos, y que lo de la miseria y pobreza nunca se acerca a la realidad. Personas durmiendo en la calle era lo más normal. Así que si al final os animáis a ir a la India lo mejor que podéis hacer es poneros una especie de caparazón e intentar que no os afecte, ya que ellos son felices así, aunque cueste entenderlo.
Por la noche saboreamos nuestra primera cena india, pollo tandoori. Picante pero buenísimo. De hecho yo me traje las especies para poderlo hacer en casa, pero claro nada que ver.

Al día siguiente empezaba nuestro tour por Delhi, visitamos la Nueva y la Vieja Delhi. La primera parada fue la Mezquita Jasma Masjid en la Vieja Delhi, es una mezquita musulmana donde hay unas buenas vistas de lo que es la Vieja Delhi.
La siguiente parada fue el monumento a Gandi, que está considerado el padre de la India.

Una vez fuera del complejo de la tumba-monumento a Gandi, vimos a nuestro primer encantador de serpientes, la verdad es que impresiona ver a una cobra bailando al son de la música.
La siguiente parada fue el templo de Akshardham, un complejo hecho de piedra rosa y mármol blanco

La siguiente parada fue ir a ver la torre Qutab Minar, mide 72 m y como casi todo en Delhi fue construida por un rey islámico, el rey Aibak, el complejo alberga otros monumentos interesantes, pero la torre es sin duda lo más destacado.

Y por último fuimos a visitar la Puerta de la India.
Después de un día tan intenso, volvimos al hotel para volver a degustar una suculenta cena india, especiada pero increíblemente buena.
Al día siguiente alquilamos un coche para ir dirección Jaipur.

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