martes, 30 de septiembre de 2008

Sudafrica - Ciudad del Cabo (III)

Aquí estamos en nuestra tercera jornada. Nos levantamos muy temprano ya que teníamos que ir hasta la zona de Hermanus y eso son unas 2 horitas en coche, el destino... la visita para ver al Gran Blanco.
Llegamos a destino, y tras una breve explicación de lo que vamos a hacer, y lo más importante firmar el documento de que si te come un tiburón ellos no se hacen responsables, nos montamos en un barco con unas ocho o diez personas más.
El paseo es agradable, y los nervios van aumentando a medida que piensas que llegamos al lugar donde están los tiburones, unas gaviotas se acercan a nuestro barco, señal de que saben a donde vamos y lo que van a lanzar para atraer a los tiburones....comida.

De repente el barco se para, y el patrón echa el ancla. Joder ya hemos llegado, empiezan a asaltarte las dudas, la jaula esta no parece muy fuerte, seguro que no aguanta a un bicho de 5 metros, además esto seguro que no ha pasado la inspección de la CE número 2749.
El patrón empieza a dar los números de salida, en este caso de bajada, me toca el tercero. Bueno si se come al primero ya no tendrá más hambre.
El patrón saca una cabeza enorme de atún y la lanza al mar, pero la primera en morderla es la astuta gaviota que había esperado pacientemente hasta ese momento.
Transcurridos 5 o 10 minutos vemos una sombra a lo lejos que se va acercando lentamente, y al minuto ya lo tenemos aquí entre nosotros. Entre 4,5 y 5 metros de pez y no se porque me parece que tiene cara de mala leche, seguro que no ha desayunado bien.

El tiburón se aleja de nuevo y en ese instante la gaviota invita a una amigas a ver si pillan algo de comida.
Bueno chicos los primeros en zambullirse, por favor que se pongan el neopreno !!!! Pensé para mi para que querremos el neopreno? Pero la respuesta me vino dada en seguida que miré el termómetro del agua exterior, 12 grados!!!!! Joder que frío iba a pasar por ver el bicho en su terreno.
Bueno señor, le toca a usted, vaya preparándose !! Y allá que fui yo con el neopreno, bajé por la escalerita y me zambullí dentro de la jaula.

No tengo palabras para describiros lo que viví esos 15 minutos bajo el agua, una carga de adrenalina total, que solo años después fue superada cuando me lancé en paracaídas. Desde luego cuando lo ves cara a cara te parece mucho más grande. El tiburón me regaló un coletazo en la jaula, supongo que de bienvenida.
Luego al subir intenté captar una imagen del tiburón para ver si uno se podía imaginar sus medidas, y esto es lo que capté.

El día se pasó volando, recogimos el ancla y volvimos a puerto, sin antes ver una ballena que salió del agua inesperadamente y se volvió a zambullir, como cuando nosotros nos tiramos a la piscina en bomba, espectacular. Como fue inesperado, esa imagen no la logré capturar, pero para mi se quedará siempre en el recuerdo.

Volvimos a Ciudad del Cabo y nos dio tiempo a visitar el barrio musulmán, uno de los más pintorescos que tiene Ciudad del Cabo.


Al día siguiente volábamos hacia Sun City, última parada de nuestro viaje.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Sudafrica - Ciudad del Cabo (II)

Ya estamos en el segundo día en Ciudad del Cabo, y hoy vamos a visitar el Cabo de Buenaesperzanza.
Nos levantamos con la el mantel en la mesa, pero no os penséis que íbamos a desayunar, no es eso.
Al mantel en la mesa lo llaman cuando las típicas nubes que anuncian el verano se posan en el Table Mountain, como se puede observar en la foto el cielo está completamente despejado, pero el fenómeno atmosférico hace que unas nubes bajas se posen en la montaña y luego desaparezcan.
Cogemos el coche y la primera parada la hacemos en Camps Bay, un conjunto residencial donde viven las familias más adineradas de Ciudad del Cabo.
Seguimos camino hacia Hout Bay, para hacer un crucero a la isla de las focas. Vale la pena coger ese crucero ya que podréis ver las focas en su hábitat natural y además se acercan casi hasta donde las puedes tocar.
Las playas de esta zona son espectaculares y además no se si era porque todavía era primavera o porque a la gente de Ciudad del Cabo no les gusta la playa pero estaban desiertas.
Después de visita Hout Bay, llegamos al Reserva nacional del Cabo de Buenaesperanza. Nada más aparcar el coche vemos que estamos sitiados por Babuinos.
Después de evitar el sitio, sabemos que los Babuinos suelen tener muy mala leche, nos vamos directamente a los puntos de visión panorámica para ver el Cabo de Buenaesperanza.
Allí el guía nos explico que este cabo tiene muchas historias de naufragios ya que por las corrientes que existen hacía que los barcos se hundieran. Seguimos por la senda y vemos el Cape Point que allí es donde el Océano Indico y el Atlántico se mezclan.

Viendo esta vista, nuestro guía nos explicó un par de anécdotas de lo más divertidas que ha tenido con los turistas americanos. Una turista le preguntó que donde estaba la línea que separaba el Océano Indico del Atlántico, que no la podía ver, nuestro guía nos dijo que hizo esfuerzos por no reírse en su cara. La otra quizás un poco más espectacular fue de otro turista made in USA, que le preguntó que donde estaban las cascadas de separación de los dos océanos, la verdad es que me quedé impresionado por la gran cultura que tiene la primera potencia mundial.
Seguidamente vemos el faro que sirve de referencia a los barcos para no estrellarse contra las rocas.

Llegó la hora de tomarnos un descanso y de hacer nuestras necesidades, allí vimos que los Babuinos tienen muy mala leche, pero son muy educados en cuanto a saber utilizar las instalaciones
Acabada la visita a los dos cabos nos dirigimos hacia la playa Boulders donde existe una colonia de Pingüinos, pero antes de salir de la Reserva nos topamos con unas avestruces por el camino.
Después de salir de la Reserva llegamos a Playa Boulders para visitar la colonia de Pingüinos de Magallanes o Australes. Son los pingüinos más pequeños que existen y se pueden ver también en la Patagonia y en Nueva Zelanda.
Así dábamos por concluido el día y nos volvíamos a nuestro hotel. Al día siguiente nos tocaba ir a Hermanus para encontrarnos con el Gran Tiburón Blanco, pero eso será otro día.