jueves, 22 de enero de 2009

Ruta del Loire - Monte Saint Michel

Si bien el Monte Saint Michel no está digamos dentro de lo que sería la ruta del Loire, ya que pertenece a la región de la Baja Normandia, vale la pena hacer unos pocos kilómetros más y desviarse de la ruta para conocerlo.
Elegido Patrimonio Mundial por la Unesco en 1979, el Mont Saint Michel, Monte Saint Michel o Monte San Miguel es el tercer monumento religioso más visitado de Francia, tan solo por detrás de Notre Dame de París y del Sagrado Corazón, y es también, sin duda, uno de los parajes más bellos y visitados de toda Francia, y es que la cosa no es para menos, ya que el Monte Saint Michel es una pequeña isla unida al continente por una carretera (en el pasado el camino existente era cubierto por las aguas cuando subía la marea) donde se levanta una pequeña ciudadela medieval que conserva el mismo aspecto que hace siglos sobre la cual se levanta una impresionante abadía donde conviven el románico y el gótico en perfecta armonía.
Yendo por carretera, desde varios kilómetros antes de llegar ya se puede distinguir la imponente silueta del Monte San Miguel a lo lejos, destacando entre las llanuras de la Baja Normandía, y anticipando ya lo que nos encontraremos más adelante.
Una vez nos vamos acercando a través de la carretera que une el continente con la isla, el Monte Saint Michel cobra aún más poder si cabe, y la abadía adquiere un aspecto sumamente impresionante, siendo increíblemente bello si el día está soleado, y nosotros tuvimos suerte ya que salió el sol para nosotros, pero una pequeña desgracia ya que la Abadía estaba en reparación, no se puede tener todo. Una vez traspasamos los muros de la ciudadela, nos adentramos en otra época, un mundo que sabemos que ya no existe tan solo por los muchos turistas y peregrinos que nos acompañarán en nuestro camino, ya que el aspecto de las laberínticas calles del Monte Saint Michel es el mismo que tenían hace siglos, y no cuesta nada imaginar que detrás de cada esquina puede aparecer un caballero ataviado con su armadura a lomos de un caballo o a un grupo de campesinos subiendo provisiones a la abadía en un carro tirado por bueyes.Subiendo a la Abadía, el Monte Saint Michel nos ofrece unas magníficas vistas de la bahía bañada por el Océano Atlántico.Por si la visión de la isla con la abadía en lo alto no fuese de por sí impresionante, si la marea está baja los laterales del Monte Saint Michel se convierten en enormes lagos de fango y arenas movedizas, una trampa mortal que en el pasado sorprendía a muchos incautos, y que hoy en día colabora a hacer del Monte Saint Michel un lugar mágico y único en el mundo.Cuando llega el atardecer, la marea sube y algún despistado que no ha quitado a tiempo su coche del parking corre el riesgo de que no lo pueda sacar, ya que el parking queda completamente sumergido bajo las aguas.La noche empieza a caer y la gente que no está pernoctando dentro de la isla debe abandonar la misma, pero una última mirada a Saint Michel con las luces de la noche nos muestra el gran acierto de habernos desviado del camino.

martes, 20 de enero de 2009

Ruta del Loire - Poitiers

Volvemos a Europa, ya se que no es tan exótico como los otros países, pero hay lugares que merecen la pena aunque estén a tiro de piedra y no tengamos que coger un avión para visitarlos. Esta ruta la hicimos en coche y con una duración de 9 días se puede hacer tranquilamente. La verdad es que así se puede observar con más calma todo, te puedes ir parando donde quieras y el tiempo que quieras.
Nuestra ruta era a nuestra medida, fuimos primero a Poitiers porque queríamos hacer un día en el Mont Saint Michel, pero vamos primero por partes.

Poitiers.
Poitiers, con algo más de cien mil habitantes, se ubica en un promontorio rodeado en buena parte por el río Clain y es centro de un pequeño territorio de profundas reminiscencias históricas.
La ciudad de Poitiers se encuentra en las cercanías de Poitou, sobre un lugar poco elevado que se halla entre el Macizo armoricano, al Oeste y el Macizo Central al Este, convirtiéndola, por tanto, en una vía de fácil comunicación entre la Cuenca parisina y la Cuenca aquitana, a 342 kilómetros al sudoeste de París, 180 km. de Nantes y a 224 km. de Burdeos. Una situación privilegiada y un punto estratégico tanto comercial como militar.

Lo mejor es pasear por Poitiers, su casco antiguo y ver las iglesias y su plaza principal.

Una ruta imprescindible para conocer la ciudad, partiendo de la Plaza de Gaulle, es la que nos lleva al barrio de la Catedral. Siguiendo la calle Jean Jaures, llegamos a catedral de St.Pierre, de estilo gótico, destacada por su inmensa portada; de hecho, son tres portadas, con unos tímpanos decorados, de izquierda a derecha, con la Coronación de la Virgen, el Juicio Final y la vida de Santo Tomás. Podemos contemplar un buen rato los cientos de relieves y estatuas, descubriendo siempre nuevos detalles.

La plaza Charles De Gaulle es el centro del casco antiguo, está rodeada de casas antiguas con entramados de vigas de madera. Allí ponen el mercado, frutas, verduras y flores es lo que te van a ofrecer.

En está plaza encontrarás la iglesia Notre-Dame la Grande. Este impresionante edificio románico es muestra de la riqueza alcanzada por la ciudad en la Edad Media, gracias a ser parada casi obligatoria en la Ruta del Camino de Santiago en Francia, gracias a las reliquias adoradas desde muy antiguo, no en vano Poitiers fue una ciudad bastión del cristianismo desde la época del Imperio Romano. Notre-Dame la Grande impresiona en primer lugar por su fachada, una auténtica joya con sus frisos representando escenas bíblicas; durante los meses de verano, una iluminación especial le devuelve los (posibles) colores originales. En su exterior destacar también su esbelto cimborio del siglo XII, así como las torretas laterales con curiosas tejas.


No hay nada como recorrer las pequeñas ciudades a pie, ver sus calles, pararte en alguna pastelería a tomar un croissant, etc.
Para dormir os recomiendo un hotel de la cadena Ibis, funcional, barato y sobretodo limpio. Ya llegarían mejores hoteles en otros lugares.

A la mañana siguiente nos ibamos al Mont Saint Michel.