viernes, 27 de junio de 2008

Sudafrica - Mala Mala (2)

Los rugidos de los leones indican que es la hora de levantarse, el sol está empezando a asomar su cara y nosotros medio somnolientos nos levantamos.
Desayuno y al coche que los animales no descansan todos a la vez.
Lo primero que vemos es otro de los big five, nuestro amigo el rinoceronte, que nos tomó como uno de sus amigos porque se puso a pastar al lado nuestro.

Como podéis observar en las fotos se ve el cristal de nuestro coche justo delante de los rinocerontes. Estos animales no ven un pimiento pero tienen un oído y un olfato que suplen la falta de vista, así que en el 4x4 todos estábamos calladitos no fuese que se enfadasen.

Seguimos nuestra ruta y por fin vemos la manada de leones con toda su camada.

Lo que nos extrañó fue no ver a los machos de la manada, así que seguimos buscando a ver si podíamos encontrarlos. Al cabo de un rato nuestra búsqueda dio sus frutos y entonces descubrimos el porqué de los rugidos que nos habían despertado tan de mañana.
Bueno después de ver el ciclo de la vida como en el rey león (nunca mejor dicho), seguimos nuestro camino, al cabo de un rato y de repente como salido de la nada, salió el animal más esquivo de todos, el último de los big five, el Leopardo.
Pasó por mi lado como si nada, en esos momentos pensé en que como se le ocurriese saltar al 4x4 se iba a dar un festín, os aseguro que si hubiera sacado la mano fuera del coche lo hubiese tocado.
La seguimos un rato, era una hembra preciosa. Se adentró en la jungla, donde se sienten más cómodos, los árboles son su refugio y no suelen dejarlos si no es para cazar. Así que la leopardo se sintió cómoda y posó para nosotros la mar de tranquila.

Así acababa nuestro día con la mejor estampa que podía soñar. Habíamos logrado ver a los cinco grandes mamíferos de África.

Volvía a sonar el despertador a las 5 de la mañana, la verdad es que estaba muy triste, era nuestro último día en Mala Mala, si bien tenía muchas ganas de continuar el viaje, sentía mucha tristeza por el hecho de dejar aquel parque tan maravilloso que además nos habían tratado tan bien.
El día nos iba a deparar muchas "piezas", pero quizás una que no por ser muy espectacular era difícil de fotografiar. El antílope sable.

Hubo más fotos de jirafas, rinocerontes, leones, etc. Todo precioso pero era ya la hora de partir, y aunque sentía toda la tristeza del mundo por tener que dejar aquel paraje, nos esperaba Hluhluwe, en el delta de Santa Sofía.

sábado, 21 de junio de 2008

Sudafrica - Mala Mala

Cogíamos el vuelo hacia Johannesburgo, allí haríamos noche. Lo hicimos así después de mucho informarnos. Johannesburgo es la capital y nos informamos que no había mucho que ver o por lo menos que fuese interesante, además es de las 5 ciudades más peligrosas del mundo, así que llegamos por la noche simplemente para dormir y descansar.
Al día siguiente volvíamos al aeropuerto, madre mía que de vuelos, para desplazarnos a la zona el parque Kruguer.
Aterrizamos en el aeropuerto de Skukuza y de allí nos trasladamos a Mala Mala.
Mala Mala es una reserva privada que está muy cerquita del Kruguer.
Mala Mala se fundó en 1927 para el estudio y el disfrute de los animales africanos. Allí se pueden "cazar" a los big five, término anglosajón que determina a estos 5 animales, elefante, búfalo, león, rinoceronte y el más difícil y esquivo leopardo.

Con apenas tiempo para dejar las maletas, nos metemos de nuevo en un 4x4 y nos vamos de "cacería".
La primera pieza en caer es uno de los big five, el elefante. Estamos ante una manada de ellos con alguna cría.

Vemos como el paisaje vuelve a ser diferente a las dos reservas anteriores. Podríamos decir que es un intermedio entre la sequedad de Mashatu y la frondosidad de Matetsi.
Seguimos con nuestra ruta y nos encontramos con una clase de antílope que realmente no me acuerdo de su nombre completo, pero por más que he buscado en el google no ha habido manera, así que si alguien sabe su nombre ya sabe lo que tiene que hacer.

Seguíamos por los caminos de Mala Mala y de repente en una gran extensión abierta y sin cobertura alguna divisamos a un guepardo con su cría. No es normal que estos felinos estén tan al descubierto ya que son los más débiles de todos, suelen tener entre 2 y 5 crías y solo un 25% llegan a la madurez. En estos momentos en Sudáfrica hay programas de conservación de estos felinos, los más rápidos del planeta ya que empiezan a estar en peligro de extinción.
Ya estábamos volviendo al campamento para comer y descansar cuando nos topamos con una leona, que estaba sola, el guía nos dijo que la manada debía estar cerca. así que nos sugirió una parada corta para poder ir a reponer fuerzas.

Después de degustar un fabuloso estofado de antílope, decidimos que era la hora de hacer una siesta.
Ya a media tarde volvimos a montar en el 4x4, para ver la fauna al anochecer. Suele haber mucha más actividad cuando el sol se pone.

La noche se empezaba a cerrar y pudimos ver a la manada de la que el guía nos había hablado antes, aunque no estaban por la labor de posar para nosotros, así que solo pude obtener una buena foto de un macho.
La noche era ya cerrada así que debíamos volver para cenar al raso con una buena hoguera.