jueves, 11 de diciembre de 2008

Polinesia - Bora Bora 2

Nuestro segundo día en Bora Bora comenzaba temprano, habíamos decidido el día anterior hacer una excursión recorriendo la isla en barco.
En la excursión íbamos a ver algunos Motus, y llegaríamos cerca de los arrecifes para visitar a las Mantas y luego dar de comer a los tiburones. Si como leéis íbamos a dar de comer a tiburones.
Evidentemente no os penséis que son tiburones blancos como los de Sudáfrica. Son tiburones mucho más pequeños, pero no dejan de medir entre metro y metro y medio.
Como estaba un poco excitado ante la posibilidad de dar de comer a un bicho con dientes de sierra, me levanté temprano y decidí empezar el día dando de comer a los peces de colores de mi bungalow, para ir cogiendo confianza más que nada.
La hora llegaba y nos subíamos al barco para ir a uno de los Motus que rodean la polinesia. Nuestro guía era un nativo de uno de esos Motus y fuimos a ver donde vivían sus padres. La Isla principal quedaba ya a lo lejos.
Llegábamos a nuestro Motu, y empecé a charlar con nuestro guía. El tío había nacido en Bora Bora, se marchó a estudiar a Anaheim en los USA, después estuvo 3 años en Italia, luego se recorrió Europa trabajando, y un buen día pensó, que estoy haciendo? Me vuelvo a mi casa que es donde mejor se está, y allí estaba tocando el ukelele en las fiestas del hotel y haciendo de guía turístico.

Desde el Motu se ve la maravillosa isla principal.

Dejamos el Motu y nos dirigimos hacia los arrecifes, la primera parada en ellos es para ver a las Mantas.
Una vez ya en el agua las Mantas no tardaron en llegar.

La verdad es que fue impresionante, les pudimos dar de comer a estos bichos que son de un tamaño considerable, y que como cualquier animal salvaje tiene su peligro, el de las rayas son en forma de arpón en la cola que si te lo clavas puede incluso causar la muerte a un hombre.
La siguiente parada fue para ver a los ansiados tiburones. El primero en hacer el reconocimiento de la zona fue nuestro guía, que no entiendo el porqué causaba estragos entre el sector femenino, tampoco entendía muy bien porque todas las féminas intentaban mirar por debajo de su pareo.

Una vez en el agua empezó a tirar comida y los primero en llegar fueron..... los peces.
Pero después de los peces llegaron los tiburones, sedientos de sangre y con ganas de comerse a todos los turistas que estaban detrás de una mísera cuerda. Pero al final parece que la cuerda (muy fina por cierto) aguantó las embestidas de estos escualos y nadie sufrió herida alguna.

Nuestro segundo día llegaba a su fin, y con ello casi la estancia en la Polinesia. Al día siguiente nos volvíamos para España al atardecer, así que lo dedicamos a bañarnos en la Laguna y disfrutar de esta isla paradisiaca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La foto del monte Otemanu es magnifica.
La del guia también, pero es otra perspectiva.
Estoy enganchada al blog, y este último viaje es un sueño. Gracias por todos los destinos. Que envidia me das.