Nuestra ruta era a nuestra medida, fuimos primero a Poitiers porque queríamos hacer un día en el Mont Saint Michel, pero vamos primero por partes.
Poitiers.
Poitiers, con algo más de cien mil habitantes, se ubica en un promontorio rodeado en buena parte por el río Clain y es centro de un pequeño territorio de profundas reminiscencias históricas.
La ciudad de Poitiers se encuentra en las cercanías de Poitou, sobre un lugar poco elevado que se halla entre el Macizo armoricano, al Oeste y el Macizo Central al Este, convirtiéndola, por tanto, en una vía de fácil comunicación entre la Cuenca parisina y la Cuenca aquitana, a 342 kilómetros al sudoeste de París, 180 km. de Nantes y a 224 km. de Burdeos. Una situación privilegiada y un punto estratégico tanto comercial como militar.
Lo mejor es pasear por Poitiers, su casco antiguo y ver las iglesias y su plaza principal.
Una ruta imprescindible para conocer la ciudad, partiendo de la Plaza de Gaulle, es la que nos lleva al barrio de la Catedral. Siguiendo la calle Jean Jaures, llegamos a catedral de St.Pierre, de estilo gótico, destacada por su inmensa portada; de hecho, son tres portadas, con unos tímpanos decorados, de izquierda a derecha, con la Coronación de la Virgen, el Juicio Final y la vida de Santo Tomás. Podemos contemplar un buen rato los cientos de relieves y estatuas, descubriendo siempre nuevos detalles.
En está plaza encontrarás la iglesia Notre-Dame la Grande. Este impresionante edificio románico es muestra de la riqueza alcanzada por la ciudad en la Edad Media, gracias a ser parada casi obligatoria en la Ruta del Camino de Santiago en Francia, gracias a las reliquias adoradas desde muy antiguo, no en vano Poitiers fue una ciudad bastión del cristianismo desde la época del Imperio Romano. Notre-Dame la Grande impresiona en primer lugar por su fachada, una auténtica joya con sus frisos representando escenas bíblicas; durante los meses de verano, una iluminación especial le devuelve los (posibles) colores originales. En su exterior destacar también su esbelto cimborio del siglo XII, así como las torretas laterales con curiosas tejas.
No hay nada como recorrer las pequeñas ciudades a pie, ver sus calles, pararte en alguna pastelería a tomar un croissant, etc.
Para dormir os recomiendo un hotel de la cadena Ibis, funcional, barato y sobretodo limpio. Ya llegarían mejores hoteles en otros lugares.
A la mañana siguiente nos ibamos al Mont Saint Michel.
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