Sonaba el despertador y debíamos trasladarnos al aeropuerto, nuestro vuelo salía temprano. Por un lado estábamos contentos de que seguíamos nuestra ruta pero por otro lado a mi personalmente me daba mucha tristeza dejar Vietnam, los recuerdos son maravillosos y las fotos para mi geniales, la gente nos había tratado con mucha amabilidad y respeto y solo podría tener que palabras maravillosas para este país y su gente.
Volamos a Phnom Penh capital de Camboya y el primer pensamiento que me asalta es que no se parece en nada a su país vecino. Aquí se nota que ha llegado el "progreso", apenas hay bicicletas, todo el mundo posee una moto y hay muchísimos más coches que en Vietnam, parte del encanto se ha esfumado. Mis temores se confirman al pisar el primer monumento y ver que nos asedian niños pidiendo dinero junto con mendigos. Parece que el ser mas desarrollado favorece las desigualdades.
Phnom Penh está situado en el delta donde confluyen los ríos Mekong y Tonlé Sap. Tiene cerca del millón y medio de habitantes, fue constituida capital de Camboya en 1.431 por el rey Phnea Yat después de dejar Angkor Wat.
Lo primero que hicimos después de dejar las maletas en el hotel fue visitar el museo de la ciudad.
Después de ver el museo fuimos al embarcadero del delta y nos dimos un paseo en un barco, donde pudimos ver como confluyen los dos ríos de Phnom Penh y donde viven un montón de familias vietnamitas en sus casas flotantes buscando una mejora de su vida, pero curiosamente parece que viven peor que en su país.
Desde el barco pudimos ver el Palacio Real, que al día siguiente lo visitariamos con más detalle.
El sol se ponía sobre Phnom Penh y dabamos por concluida la toma de contacto de la capital.
La mañana siguiente volvía a aparecer el sol y nos poníamos en marcha iniciando la visita a la pagoda más importante de la capital, Vat Phon. La entrada está protegida por dos enormes cobras que hacen de vigilantes para que los malos espíritus no entren dentro del complejo. Seguidamente subimos las escaleras y damos con la Pagoda. En el mismo complejo vemos como en sus jardines hay un árbol donde los murciélagos lo utilizan como dormitorio para echarse unos sueñecitos. Paseando por sus jardines vemos que casi en la salida del complejo de la pagoda existe un reloj que está custodiado por una familia de monos juguetones, que hacen la decilia de los niños. Tras la visita a la pagoda nos dirigimos al Palacio Real, dentro del complejo podemos visitar la Pagoda de Plata. La Pagoda de Plata también conocida como la Pagoda del Buda Esmeralda, fue construida originalmente de madera en 1892, pero en 1962 fue reconstruida por el rey Norodom en hormigón y mármol. La pagoda toma su nombre de las 5329 losetas de plata que cubren el suelo.
El Palacio Real se encuentra entre la Pagoda de Plata y el Museo Nacional. La zona que rodea el Palacio Real tiene unas magníficas torres Khmer y resulta particularmente encantadora.
Acababamos así la visita a Phnom Penh, la siguiente y última parada sería Siem Reap y su magnífico Angkor.