Como ya era mediodía nos fuimos a comer, después de la comida, decidimos que estábamos un poco hartos de ver templos así que simplemente nos dedicamos a pasear por los mercados que hay en Ho Chi Ming, compra de camisetas y de algún que otro capricho. La noche nos alcanzaba y la verdad es que después de tanto patear al ciudad nos apetecía irnos al hotel a darnos un chapuzón y descansar.
Nos levantamos temprano ya que nos íbamos a ver el mercado flotante en el delta del Mekong en la ciudad de Can Tho en las afueras de Ho Chi Ming. La verdad es que la actividad es frenética y es un espectáculo digno de ver. Cuando hay más actividad es entre las 6 y las 8 de la mañana cuando los campesinos de los alrededores van a vender sus mercancías a los mayoristas, que poseen barcas de mayor calado para poder transportar todas las mercancías. Tras ver la actividad en el mercado flotante no dirigimos con nuestra barca a ver una fábrica de dulces, 100% natural, hechos de coco y plátano, que la verdad estaban deliciosos. Después de la visita a la fábrica de dulces, cogimos una "patera" y nos dirigimos a los pequeños canales que existen por el río Mekong, donde sigue habiendo actividad de todo tipo como podéis ver en las fotos.
Como podéis ver existe la actividad, y los paisajes son... sobran las palabras.
Acababa la visita al Mekong, y debíamos de volver a Ho Chi Ming, ya que nos quedaban un par de horitas de camino. Una vez de vuelta nos dio tiempo a volver a pasear por la zona comercial donde también cenamos. Esta era nuestra última noche en Vietnam, al día siguiente volábamos hacia Camboya, pero eso será otro día.