El comienzo del viaje fue casi como todos, la maleta a última hora como siempre, eran las 2 de la madrugada y allí me veía haciendo todavía la maleta y prometiendo que el año que viene la haré antes aunque se perfectamente que no lo haré....que pereza da hacer la maleta.
Taxi a la hora establecida y directos al aeropuerto, compras de revistas y embarque. Volamos a Milán donde hacemos escala técnica y de allí a Singapur. El vuelo largo y pesado como todos lo vuelos de 12 horas, juegos, lectura de Harry Potter, porque yo siempre seré como un niño, y Alatriste (en español, todo un lujo), y dormir? Nada de nada. Llegamos a Singapur y cambio de avión para Hanoi.
Aterrizamos y luce un sol espléndido. Tras 20 o 21 horas de vuelo, nos vienen a recoger y nos dicen que el museo etnográfico cierra al día siguiente o sea que después de 21 horas de vuelo, directos hacia el museo. Que deciros, la verdad es que tras 21 horas el museo se hace pesado y al cabo de media hora pierdes el interés. Pero lo mejor estaba por llegar, unos 5 minutos antes de acabar nuestra visita al museo, recibimos la visita del......monzón. Que manera de llover, pero si cuando entramos hacia sol !!!!!
Hanoi es la capital de Vietnam y tiene unos 3 millones de habitantes y el medio más común de transporte es la moto, la verdad es que parecen hormigas, hay un montón de motos, que además sirven para transportar a un buen número de pasajeros. Una o dos personas en una moto es lo común, tres personas es fácil de ver, cuatro no es tan raro, pero yo es que he llegado a ver 5 en una moto scotter.
Tras las visita nos fuimos al hotel a por un merecido descanso, vemos que las vistas desde el hotel son preciosas, dan al lago Oeste.
Después del descanso y una merecida ducha, dimos un paseo alrededor del hotel y seguidamente fuimos a degustar nuestra primera cena vietnamita, "alós" vietnamita con carne de pollo y cerdo, y una salsa con algo rojo que picaba mucho más que el tabasco, que quemazón me dí en la lengua.
El despertador nos sonó a las 7:30 y nos dimos cuenta que nuestro amigo el monzón no nos había dejado, así que nuestra jornada iba a empezar con lluvia. Un buen desayuno y a la carga. Nuestra primera visita fue la Pagoda de Chua Tran Quoc, la más antigua de Hanoi. Esta pagoda se encuentra en el lago Oeste a muy pocos metros de nuestro hotel
Nuestro siguiente destino fue el conjunto monumental de Ho Chi Minh, fue el primer ministro de Vietnam del norte y fue el que logró unir al país dividido por la guerra con los americanos. Muchos de los vietnamitas piensan que es el gran padre de todos ellos. Al llegar al complejo volvió a aparecer nuestro amigo el monzón y entonces si que nos cayó lo que no había visto en mucho tiempo, todo el mundo corrió a refugiarse donde pudo. Cuando amainó un poco empezamos a ver el complejo, allí se puede ver la casa donde vivía Ho Chi Minh.
Tras ver la casa y el estanque fuimos a ver la Pagoda de un solo pilar, que es un pequeño templo de madera y que se sustenta sobre una columna.
Y por último vimos el Mausoleo a Ho Chi Minh, que fue construido por los vietnamitas y los rusos, por eso está construido al más puro estilo soviético.
Seguidamente nos fuimos a ver el Templo de la Literatura, pero mientras nos dirigíamos allí vimos a nuestras primeras comerciantes, me llamó mucho la atención ya que el tiempo se detenía en hace muchos, mucho años.
Tuvimos suerte ya que en todos los templos y los monumentos había mucha decoración, ya que el día anterior había sido la fiesta del día de la independencia. El templo está muy bien conservado, consta de 5 grandes patios a los que se accede por una sucesión de puertas, allí veréis grabados a los mejores estudiantes de los años de dominación china.
Nuestro segundo día en Hanoi, en cuanto a visitas llegaba a su fin. Por la tarde nos dimos el gusto de pasear por todo el lago Oeste y observamos que es donde van las parejas de novios a pasear y a hacerse carantoñas y también observamos que cruzar la calle en Hanoi es cosa de valientes, ya que tienes que ir poco a poco, para que las motos te vayan pasando por los lados.
Lo bueno de Hanoi es que puedes pasear tranquilamente por sus calles, no te miran como un bicho raro, como me pasó en India, la verdad es que no tienes porqué tener ningún problema y la gente en todo momento se muestra amable y respetuosa.